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Central térmica de La Pereda, en Mieres. / JUAN CARLOS ROMÁN
La Consejería de Administración Autonómica, Medio Ambiente y Cambio Climático ya dio su visto bueno a la declaración de impacto ambiental por la que se determina la viabilidad del proyecto de transformación de la central de La Pereda, en Mieres, proyecto impulsado por Hunosa. El objeto del plan -que contempla una inversión de unos cuarenta millones de euros- es modificar la térmica para que deje de usar combustibles fósiles (carbón y material de escombrera) y comience con la quema de biomasa y combustible sólido recuperado (CSR) procedente de residuos de Cogersa.
¿Hay suficiente material en los bosques asturianos para alimentar esta instalación? Según los datos aportado en el informe ambiental, la biomasa total disponible anualmente que se pueda utilizar se estima en 7,6 millones de toneladas.
En cuanto a la distribución espacial de dicho material, el mayor porcentaje se concentra en la provincia de Lugo (Galicia) con 44% del total disponible, seguido por Asturias con 23% y Cantabria y León, con un 13% cada una. Y en lo que respecta al reparto por grupos de especies, el 50% corresponde al combustible procedente de eucaliptos, el 34% a pinos y el 16% restante a biomasa de frondosas autóctonas.
Con las modificaciones, la térmica quedaría preparada para utilizar como combustible una mezcla entre distintas biomasas (de eucalipto, pino, frondosas y residuos forestales) y CSR. En dichas mezclas la proporción total de biomasa podrá llegar a ser de hasta el 100% y la del CSR no excederá del 25% del aporte energético. Se estima un consumo anual de hasta 400.000 toneladas año de biomasa, y como máximo de unas 86.400 de CSR. Este proyecto de transformación genera rechazo vecinal en Mieres por culpa de la quema de CSR, tal y como ya apuntaba el presidente de la asociación La Fuentina, Miguel Ángel Martín. Y así se lo trasladó al director general de Calidad Ambiental y Cambio Climático del Principado, Pablo Luis Álvarez Cabrero, en una reunión. Según la representación ciudadana, desde la Administración autonómica se quiso lanzar un mensaje de tranquilidad al asegurar que la quema de este combustible en la central contará con un estricto control de emisiones.
Pero los vecinos de La Rebollada aseguran que salieron del encuentro con más incertidumbres que certezas. «Lo que tenemos claro es que la autorización ambiental para la transformación de la térmica ya estaba aprobada de antemano. No estamos en contra de que se use biomasa, pero otro cantar es el citado CSR, que se traduce en convertir la central de La Pereda en una incineradora encubierta», indicaba Martín.
Los vecinos se quejan de que nadie garantiza que ese sea el máximo de CSR, «únicamente puede que esa cifra sea el principio».
Manifiestan que tampoco se les certifica que ese combustible sea solo el procedente de Cogersa, «y queda la puerta abierta a quemar residuos de otras regiones», expone con preocupación el presidente de La Fuentina.