Elena Anaya habla del estreno de su nueva película, la maternidad y los derechos LGBT | Mujer Hoy

2022-07-30 04:18:48 By : Ms. Cindy Qu

El ejercicio secreto que quema más calorías que correr a partir de los 50

Estilismo: Sandra Muñoz. Maquillaje y peluquería: Paula Soroa (TEN Agency) Asistente de estilismo: Cristina Moyano. / Ana Abril

Lleva 27 años poniéndose delante de las cámaras, dando entrevistas y, sin embargo, Elena Anaya (Palencia, 1975) sigue siendo un enigma. Asegura que entiende su profesión como un partido de tenis, en el que corre por toda la pista, devuelve cada golpe para alargar el punto y disfrutar del juego.

Cuando se trata de responder preguntas, prefiere pelotear relajadamente: si la cosa se pone muy personal, opta por dejar pasar la bola. «No me vas a pillar», anuncia al primer saque y la verdad es que está bien entrenada. Pero después de un día con ella, de vez en cuando baja la guardia y se le escapa alguna confidencia.

Por ejemplo, que es tan despistada que lleva doce meses diciendo que tiene 47 años, aunque los cumplió este 17 de julio. «Me di cuenta el otro día, cuando en el móvil me saltaron unas fotos de mi cumpleaños anterior.' Ay, mira, en mi familia se equivocaron con las velas', pensé al ver un 46».

Esos 46 años que Elena creía que eran 47 los celebró rodando Jaula (estreno, 9 de septiembre), un thriller sobre maternidades anheladas y sobrevenidas dirigido por el debutante Ignacio Tatay en el que interpreta a Paula, un personaje que podría tomarse un café con la Mia Farrow de La semilla del diablo y la Nicole Kidman de Los otros.

Mujerhoy. ¿Es casual que en su primera película tras ser madre por segunda vez esté tan presente precisamente este tema?

ELENA ANAYA. Las historias siempre llegan a ti, no las eliges tú. Es lo que he sentido durante toda mi carrera. Ahora saca tú las conclusiones que quieras.

Su primer hijo nació en 2017. ¿Le habría interesado antes Paula, una mujer que quiere ser madre y acoge a una misteriosa niña que surge de la nada?

A lo mejor no estaba en el momento de contar a Paula entonces. No me imagino a este personaje más joven de lo que es. Tiene más poder, más historia y más recorrido con esta edad que pusimos al personaje, 45 años.

Para alguien que debutó en el cine siendo ya mayor de edad, ¿tiene sentimientos encontrados cuando trabaja con niños actores, como la pequeña Eva Tennear en Jaula?

En este caso en concreto, con Eva, con su madre y el resto de su familia, que son educadísimos y cariñosos, no los tuve. Respetan el deseo de Eva de ser actriz. Yo la quise y la quiero como si fuese algo mío, una hija más. No me separaba de ella e interactuábamos constantemente. Eva veía todo esto como un juego y no le contamos las cosas más duras que no necesitaba saber.

El director ha hecho un montaje especial para que ella pueda verla ahora y no tenga que esperar a ser mayor. El caso de Eva es una excepción, también te digo. Suelo crisparme mucho y me peleo con los padres de aquellos niños que se convencen de que sus hijos son actores, serán famosos y ganarán mucho dinero algún día. Este oficio no va de eso. Cuando digo lo que pienso, los padres ya no me vuelven a hablar.

¿Cree que un rodaje es un lugar adecuado para un niño?

Depende de cómo lo plantees, de si respetas su inocencia, su necesidad de juego y sus tiempos. Por ejemplo, yo estaba siempre con Eva, aunque fuera el doble de cansado para mí. Pero era la única manera de crear un vínculo, solo se podía hacer de verdad y para eso, hay que dedicarle muchas, muchas horas.

¿Por qué cree que Woody Allen, que le dirigió en Rifkin´s Festival, le decía que usted era la peor actriz del mundo?

Conté más cosas durante la promoción de esa película, pero los periodistas os quedasteis con eso… No me hizo ninguna gracia. [Risas] Es una técnica que su jefa de producción, que lleva trabajando con él 50 años, me contó que usaba con todas las actrices, incluida Cate Blanchett. Elige a una persona y, pum, se lo dice constantemente. A veces pasa con grandes directores.

Y yo he trabajado con algunos que lo han hecho delante de mí, pero con otros compañeros. Lo curioso es que Woody te lo decía con sentido del humor y aprovechaba para colar algún comentario sobre la escena en el que tenía mucha razón. Pero era Woody Allen, no un señor de Soria que no ha pisado un set en su vida.

Allen dijo hace poco que no cree que vaya a dirigir de nuevo. Puede que usted haya trabajado en su última película.

No lo sabía, pero lo lamento. Merece todo el respeto del mundo, es un grandísimo director y un hombre que disfruta tanto lo que hace que es un gusto verle trabajar. Espero que le animen y dirija de nuevo.

También habla con cariño de Almodóvar, y eso que en el rodaje de La piel que habito decía que usted tiene «las piernas más feas» que había visto en su vida.

No, decía que las tenía abiertas. Amo a Pedro, somos amigos. Él quería que juntase las rodillas y no podía, las tengo así. Sigue diciéndomelo cuando nos vemos. «Tócame las mías, mira qué hueso de Extremadura tengo», me dice.

¿Por qué da la sensación de que seguimos sabiendo más de sus personajes que de usted?

Es una decisión personal.

Tampoco ha alimentado su perfil de estrella, siempre ha preferido ponerse al servicio de las películas en vez de al revés.

Es cierto. He dicho muchas más veces 'no' que 'sí' a un papel. ¿La proporción? Ni idea, soy de letras, pero gana por mayoría el 'no'. Mi compromiso con mi trabajo, la cultura y la sociedad también tiene que ver con eso. No quiero que le llegue cualquier cosa a la gente.

Con esa fama, ¿habrá directores que teman que les rechace?

No lo sé. Veo películas españolas con otros compañeros que me encantan, con personajes en los que están divinos y me alegro por ellos. Soy así, es mi naturaleza. Hoy he visto Maixabel, porque estoy trabajando con Luis Tosar y la tenía pendiente, y la he disfrutado muchísimo. Igual que Competencia oficial, que me flipó… Aunque lo que más veo ahora son películas de dibujos animados. Muchas y muchas veces.

Quizá el crédito más raro de su filmografía sea La silla de Fernando, el documental sobre Fernán Gómez.

Ariadna Gil iba a ser la ingeniera de sonido, pero se puso mala y me llamaron a mí. «Ponte estos auriculares y dale al botón de grabar», me dijeron David Trueba y Luis Alegre, los directores. Ayer puse la tele y estaba el documental que ha hecho su nieta Helena sobre él.

De repente me vi en una foto al lado de esta persona tan maravillosa y fue un shock. Allí estaba, en una de esas cenas que compartimos con él, y me vi tan pequeña a su lado... Cómo pasan los años y qué absoluto lujo me brindó la vida.

Hablaba antes de su profesión, del compromiso con la cultura, pero también con la sociedad. ¿Cómo contempla la actualidad?

El panorama es desolador y no soy optimista. Estoy muy preocupada e indignada con esta guerra que se atreven a anunciarnos que durará años. Es inaceptable que no se detenga de inmediato. También me preocupa muchísimo el calentamiento global, el destrozo sin retorno de nuestro planeta, el único lugar donde podemos vivir, y el egoísmo feroz de quienes nos gobiernan. Somos la última generación que todavía está a tiempo de dar la vuelta a la historia.

¿Percibe retrocesos en las libertades de las mujeres y el colectivo LGBT?

Por supuesto, como las dificultades para abortar en EE. UU. Pero también las personas que intentan saltar una valla y mueren apaleados. Es atroz. No entiendo cómo el ser humano es capaz de caer de una manera tan constante en el mismo error y no aprender. Por eso hay que luchar por encontrar la luz, rescatarla allá donde esté, incluso en el lugar más oscuro y tenebroso.

Jaula también muestra otros modelos de familia, contrapuestos al tradicional. ¿Siente amenazado su estilo de vida cuando escucha ciertos comentarios?

No doy nada por sentado, me parece que siempre es buen momento para luchar por las libertades de todos, aquí y en todas partes.

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